La antroposofía es un instrumento de autoeducación y autotransformación, encaminada a ampliar el horizonte del conocimiento y la experiencia de la realidad, hasta aquellos contenidos que constituyen su fundamento espiritual. Se trata pues de un camino de formación y transformación, que descansa sobre un acto libre individual, sobre un proceso de educación emprendido a partir del uso libre y consciente de aquellas capacidades que encuentran su aplicación en el desarrollo de la conciencia de vigilia. Respecto a este camino, los contenidos de la antroposofía quisieran actuar como herramientas de autoformación y autoeducación, encaminadas a poder despertar en sí misma una ampliación del conocimiento del sentido de la realidad, una doctrina de la verdad. Una pura teoría y doctrina de la verdad responde a una actitud del alma que ya no se adecua a las necesidades interiores de la vida espiritual contemporánea. Para el modo de ser de la humanidad contemporánea, la relación con la dimensión espiritual no puede reducirse a una teoría, pero debe transformarse en una experiencia concreta, vivida dentro de la realidad, como resultado de una metamorfosis interior, que sólo puede tener lugar a través de esa iniciativa interior que es producto de un acto individual libre. Esta actitud interior, dirigida a la experiencia concreta de los fundamentos espirituales de la realidad, mediante el desarrollo de una libre iniciativa individual, constituye la diferencia radical entre la corriente espiritual antroposófica y las demás formas de vida espiritual y cultural. La relación con los contenidos espirituales, en efecto, no se concibe como una revelación desde arriba o como una elevación extática, que secuestra al hombre a una dimensión superior, ni como una revelación que se impone desde el exterior como expresión de una voluntad metafísica a la que el hombre debe conformarse. La actitud del antropósofo es exactamente lo contrario de todo esto, es el resultado de una inversión de perspectiva en la relación con los fundamentos espirituales de la realidad. Los contenidos de la antroposofía quieren ser el resultado de una investigación encaminada a la experiencia espiritual, que parte de una educación consciente, que parte de un acto libre y que produce el desarrollo de aquellas fuerzas interiores que brotan de la plenitud. La experiencia de la verdad no se concibe, pues, sobre la base de una actitud receptiva de sujeción a una verdad presupuesta como doctrina, ni sobre el abandono extático que extingue la conciencia individual. La experiencia de la verdad no es, pues, el resultado de una verdad presupuesta, que se convierte en profesión de fe, en devoción del sentimiento, en norma de la voluntad. La experiencia de la verdad debe ser el resultado de un acto de transformación individual, que se eleve a los fundamentos espirituales de la realidad. La verdad, por tanto, debe ser plenamente evidente a la propia conciencia individual, y esto sólo puede suceder mediante el desarrollo, la intensificación de aquellas facultades que el ser humano tiene precisamente en la medida en que realiza autónomamente su actividad consciente. Es de la conciencia plena de donde deben extraerse aquellas fuerzas que hacen al hombre capaz de ampliar su horizonte experiencial, hasta los fundamentos espirituales de la realidad.De esta manera, la antroposofía quisiera ser una herramienta para ejercitar, de manera libre e intencional, las propias facultades conscientes, para despertar la conciencia y elevarla más allá de los límites exteriores de la realidad. La iniciativa interior como resultado de un acto libre y consciente, es esa fuerza motriz del alma, que mediante un proceso de autoeducación puede llevar al hombre a experimentar las razones de su existencia y sacar de esta experiencia la capacidad de elevar su moral. vida hasta la dimensión de la libertad. En el sentido de lo que hemos dicho, la antroposofía puede considerarse un camino que quisiera conducir lo espiritual que habita en el hombre hacia lo espiritual que es el fundamento del Universo.